viernes, 9 de marzo de 2018

"Una habitación propia", de Virginia Woolf

Aprovechando que marzo es el mes de la mujer (estoy perdida en el tiempo, creí que seguía siendo febrero... bien, Yani) decidí publicar continuamente, hasta abril, reseñas de libros de autoras con protagonistas femeninas. Como entrada destacada, en la barra lateral van a poder encontrar la colección de citas que dediqué al tema de las mujeres hace unos meses. Me hubiera gustado preparar algo más, como las reseñas que todavía no pude escribir de los libros del reto #WomenPNL, pero la verdad es que la universidad me está matando (y no suavemente). Dejando las explicaciones de lado, me pareció lógico publicar primero mi pequeña opinión sobre uno de los libros que no debe faltar en ninguna biblioteca.


Título: Una habitación propia

Título original: A Room of One´s Own

Autor: Virginia Woolf (1882- 1941)

Año de publicación: 1929

Traducción: Laura Pujol

Calificación: 🌟🌟🌟🌟🌟 

Ninguna fuerza en el mundo puede quitarme mis quinientas libras. Tengo asegurados para siempre la comida, el cobijo y el vestir. Por tanto, no sólo cesan el esforzarse y el luchar, sino también el odio y la amargura. No necesito odiar a ningún hombre; no puede herirme. No necesito halagar a ningún hombre; no tiene nada que darme.



Lamenté haber tardado tanto en leer un libro que atrapa desde el principio, porque cuando lo hice en su momento estaba con muchos asuntos y no pude leerlo seguido. Tener que soltarlo era un poquito doloroso, aunque hubo una ventaja: no se terminó tan rápido. 

Una habitación propia es un ensayo que problematiza la autoría femenina desde algunos elementos que Woolf decide tomar para hablar de ello. En este caso, se dedica a la falta de un espacio en donde la mujer pueda escribir tranquila. Sin embargo, a medida que uno avanza la lectura se encuentra con otras cuestiones que se desarrollan (como, por ejemplo, la amargura que marcó a muchos de los textos compuestos por mujeres) con fluidez. No hay nada que se desperdicie porque, incluso cuando uno cree que se desvió del tema, sabe que Woolf (o la no- Woolf narradora) está diciendo algo. O será que a mí me encantan las descripciones de Londres y no las considero inútiles.

Hay observaciones muy interesantes sobre Jane Austen y las hermanas Brontë y varios comentarios que contienen ese sarcasmo tan admirable que arranca una sonrisa cómplice. Porque uno entiende que las comparaciones y las humillaciones son odiosas y porque ni siquiera hay que ser mujer para comprender que, efectivamente, la libertad de pensamiento nunca fue igual para todos. Por ende, el desarrollo de la creatividad tampoco lo fue. La historia inventada sobre la mujer que en la época isabelina tenía el genio de Shakespeare se relaciona con esto y sobrevuela todo el ensayo.

Se lo recomiendo a todos, sin distinción de género, porque es un texto precioso que trata un tema más precioso aún (esa fue una opinión totalmente mía). Si alguna vez se enfrentaron con una hoja en blanco o se dedican a leer a autoras, lo van a entender.

¡Buen fin de semana!