Título original: Stoner
Autor: John Williams (1922-1994)
Año de publicación: 1965
Traducción: Carlos Gardini
Calificación: 🌟🌟🌟🌟 y media
De entrada les advierto que esta reseña es muy personal porque el libro se sintió así. Seré lo más objetiva posible (mentira, eso no existe) mientras me guardo algunas cosas, como el hecho de haber llorado en el final (ok, lo acabo de contar). Muchas veces me pregunté: ¿por qué Stoner es un clásico medio velado? ¿Por qué figura en las listas, pero no como prioridad? ¿Es una obra maestra, como dice la portada de esta edición, o simplemente es una estrategia para vender un libro que sale a reflote sólo cuando lo reeditan? Preguntas, preguntas.
El señor Shakespeare le habla a usted a través de tres siglos, señor Stoner ¿Usted lo oye?
De entrada les advierto que esta reseña es muy personal porque el libro se sintió así. Seré lo más objetiva posible (mentira, eso no existe) mientras me guardo algunas cosas, como el hecho de haber llorado en el final (ok, lo acabo de contar). Muchas veces me pregunté: ¿por qué Stoner es un clásico medio velado? ¿Por qué figura en las listas, pero no como prioridad? ¿Es una obra maestra, como dice la portada de esta edición, o simplemente es una estrategia para vender un libro que sale a reflote sólo cuando lo reeditan? Preguntas, preguntas.
“Stoner” es el apellido de William, el protagonista. De padres ligados de por vida a la agricultura, en Estados Unidos, Stoner decide desandar ese camino. En medio de la vida universitaria, cambia el campo por los libros y se anota para estudiar Literatura Inglesa. De ahí en más, conoceremos su vida familiar y laboral a través de una narración sencilla, pero cuidada.
Los años a los que se dedica el libro son turbulentos: primera mitad del siglo XX. Y ni siquiera la universidad, que se cierra ante los conflictos externos, podrá permanecer ilesa. Los alumnos se enlistan: algunos no vuelven, otros lo hacen a medias. Mientras, Stoner se convierte en profesor y en unos cuantos párrafos se puede apreciar, a lo largo de la novela, las transformaciones que va sufriendo como educador. Eso es muy bonito, sobre todo para alguien con la misma profesión. Si alguien me preguntara “¿qué pasa de interesante en este libro?”, le contestaría: “el personaje principal es profesor de Literatura y hasta tiene problemas con un alumno. No se necesita nada más para que un libro sea interesante”. El escritor también era profesor universitario. Pero si la Literatura académica los tiene sin cuidado, sí, pasan otras cosas interesantes… si es que disfrutan los problemas maritales.
Y es acá donde me pongo a hablar de los personajes. Stoner es un hombre al que la vida le pasa por encima, un poco como al de El extranjero, de Albert Camus, pero con una pizca adicional de resolución. Se siente cercano y distante a la vez. Discrepo, sin embargo, con la contratapa de esta edición: Stoner no es un personaje inolvidable. Por su construcción es un buen personaje, no lo dudo, pero no puedo poner en el podio a alguien que SPOILER viola reiteradas veces a su esposa, sólo porque él sentía deseo y ella no. Vomitivo. FIN DEL SPOILER Lo siento, pero hay personajes masculinos mucho mejores y más sanos que este para valorar. Entre Stoner y Sloane, el profesor que lo marcó, me quedo con éste último. Además, la narración busca constantemente que sienta lástima por Stoner en detrimento de los personajes femeninos, como Edith, Grace y Katherine Driscoll (ésta última es un desperdicio de personaje). “Miren cómo las mujeres le complican la existencia, miren cómo lo maltratan, pobre tipo”. No, gracias. Con esos comentarios hay gente en mi país que avala a femicidas. Y si la situación hubiera sido al revés, también lo estaría advirtiendo. Como digo siempre: son cuestiones de contenido que pasan a segundo plano, pero suman a la hora de criticar el libro.
Hablando estrictamente de temas técnicos, el estilo es sencillo y va directo al grano, sin demasiadas florituras. Me gusta cuando el narrador en tercera persona se pierde en reflexiones y en detalles que conciernen a la universidad, pero sin abrumar. A muchos les resultarán aburridos, seguramente, los capítulos dedicados a la discusión de temas de Literatura. Yo me entretuve bastante y me decepcioné en partes iguales, porque noté que los conocimientos que Stoner considera “básicos”, en mi universidad ni siquiera se tocan y quedan a cargo del alumno. Las experiencias ajenas hacen reflexionar sobre las propias limitaciones, incluso aunque vengan de una novela. Dejando de lado este paréntesis, lo único que tengo que criticarle es la parquedad en algunas escenas claves y emotivas, que podrían haberme impactado más si tan sólo estuvieran contadas de otra manera. Además, me molesta el uso excesivo de descripciones de gestos, rasgos físicos y posturas, por ejemplo: “pero al oír que gritaban su nombre se detuvo. Se volvió. […] tenía la cara muy roja, y tan hinchada que los ojos parecían puntitos detrás de los gruesos anteojos”.
No debería haberle dado la calificación máxima a este libro. De hecho, para mí es un 4.5 y hasta podría haberle quitado una estrella, directamente. Pero algo me impide hacerlo. Sentimentalismo, seguramente. Quienes busquen nuevos horizontes narrativos no lo encontrarán y quienes lo lean por obligación lo odiarán. Quienes terminan un libro y lo guardan sin ir más allá de lo leído tampoco lo podrán apreciar. Suena mal, incluso hasta elitista, pero es la verdad. No existen los libros para todos los lectores. Ni siquiera es para mí, por lo que comenté más arriba. E insisto: literariamente, no es una obra maestra. Podría llegar a serlo por parte del contenido, pero hay algo excesivo en esa aclamación tajante de esta edición. De todas formas, ni siquiera tiene sentido discutir eso. Lo recomiendo estrictamente porque está bien escrito y (dejando de lado el detalle escabroso del spoiler) la experiencia de vida académica de Stoner.