viernes, 14 de diciembre de 2018

"El pájaro canta hasta morir", de Colleen McCullough


Título: El pájaro canta hasta morir

Título original: The Thorn Birds

Autora: Colleen McCullough (1937-2015)

Año de publicación: 1977

Traducción: J. Ferrer Aleu

Calificación: 🌟🌟





“Bienvenidos al culebrón de la tarde o de la programación nocturna”, debería decir la portada en algún lugar visible. Estaba esperando que The Thorn Birds (usaré el nombre en inglés porque es más corto y más cómodo) fuera una novela que se adaptó a serie de televisión, no un libro que ya estaba estructurado para que les fuera fácil trasladarla. Encontré unos cuantos problemas más que no tienen relación con lo formal, sino con la temática en sí. Sorpresivamente, el hecho de que esto se trate del amor entre un sacerdote y una mujer es liviano. Muy liviano. Lo que me molestó y me impide ponerle más calificación es la aparición/ desaparición súbita de personajes que, por arte de magia, fuerzan los giros de la novela para que todo digamos “ahhh” en algún momento. Y, por cierto, este libro destila sexismo. La reseña será larga por un motivo personal: siento que tengo que argumentar más en los libros que no me agradaron.  

Esto se trata de Meggie Cleary, la única hija mujer en una familia de Nueva Zelanda que la pasa mal económicamente y que de repente se ve beneficiada por la “generosidad” de la hermana del patriarca del grupo, Paddy. Para gozar de esa posición más holgada, tendrán que mudarse a Australia y trabajar para esta mujer (llamada Mary Carson) haciendo producir la estancia conocida como Drogheda. Mary Carson es visitada con frecuencia por un joven cura llamado Ralph de Bricassart, irlandés y con aspiraciones a subir escalones en la Iglesia. Y cuando este hombre se cruza con la pequeña e ingenua Meggie, de tan sólo diez años, queda flechado. Queda tan herido por Cupido, que no puede alejarse de ella. Los Cleary se van a consolidar como una poderosa familia de granjeros del lugar, siempre sostenida con el trabajo duro de Paddy y de sus hijos varones, además de la administración de Fee, la madre de estos. Meggie tiene su rol, pero no se lo describe tanto. Lo que interesa en el libro es con quién se casará, no si monta a caballo o se encarga de un rebaño. Si bien hay largas descripciones de las tareas del campo y de la flora y la fauna de Australia, cuando la narración se enfoca en Meggie pierde la inmensidad y se repliega en su amor prohibido.

La primera sensación que tuve cuando empecé The Thorn Birds es que pide una adaptación a serie o película por sí solo, porque delinea elementos típicos que son garantía de éxito. Una familia que la pasa mal, dos religiones enfrentadas, una protagonista que va a un colegio religioso y sufre los castigos de las monjas, la vieja rica que maneja los hilos como si todos fueran sus títeres. Eso vende (de hecho, vendió, porque el libro fue best seller y la serie, récord en audiencia). Y, por supuesto, no puedo olvidar el amor creciente entre un sacerdote y una mujer, tema tabú y cliché que sigue vigente. Si bien no me escandalizó por cuestiones que no vienen al caso, tampoco me pareció la mejor historia de amor del mundo. Lo que sucede es que se vuelve muy melodramática. Ya en la mitad del libro, mi paciencia empezó a mermar un poco: se revelaban secretos (predecibles) a los golpes, sucedían cosas trágicas, SPOILER el cura entraba por una puerta hecho un torbellino gritando el nombre de su amada para después tener una escena de (casi) alto voltaje con ella el mismo día en que perdió a su padre y a uno de sus hermanos, mostrando así el mal gusto de algunas escenas. FIN DEL SPOILER Empezaba a resultarme ridículo. Sigue pasando el tiempo, las cosas parecen calmarse y después se incorporan personajes nuevos que agitan la trama otra vez. Entonces llega una nueva oleada de sandeces, en donde hay personas que no se dan cuenta de X cosa aunque la tengan frente a las narices. 

En cuanto al sexismo que mencioné (y aquí viene el párrafo en donde me pongo densa), no pude parar de poner los ojos en blanco durante la lectura. Hay contradicciones muy tirantes y que, lejos de intentar resolverse, parecen agrandarse más. Un personaje femenino se encarga de ser la voz denunciante del género. Saca a relucir con mucha rabia la cantidad de mujeres abandonadas por los maridos en Australia. Se lo dice a un hombre, Luke, cuya personalidad es desagradable hasta los huesos y reúne todas las facetas odiosas para Anne. Ahora, mientras ella no deja de resaltar que ese sujeto debería respetar más a las mujeres, hay personajes (y la protagonista es una de ellos) que no dejan de repetir que los hijos varones son una bendición (porque perpetúan el apellido y pueden hacer el “trabajo duro”) y que las hijas suelen ser unas extrañas en la familia. Meggie hasta llega a presuponer quién es apto para engendrar hijos varones: sólo pueden hacerlo los hombres perfectos… y los defectuosos engendran mujeres. En este punto de The Thorn Birds tuve que tomar las riendas de mi paciencia y tratar de no revolear el libro, que además era prestado. Tal vez se quiera justificar los dichos de Meggie por la desinformación que sufre con respecto a la actividad sexual por culpa de sus conservadores padres (depende del cristal con el que se mire…), SPOILER cosa que hace que en su primera vez sea prácticamente violada por su “esposo”. Se me revuelve el estómago y no puedo creer que exista gente que haya disfrutado de la relación entre esos dos. Y lo horrible es que, tiempo después, la hija de Meggie y de Luke se atreve a hacer chistes deleznables sobre violaciones y acoso callejero. FIN DEL SPOILER Cuando dije que había cosas de mal gusto, no mentía. No supe por qué se decía tanto “los hombres esto, las mujeres aquello”, dejando a todos encerrados en los estereotipos de siempre, si al final la balanza seguiría inclinándose para el mismo lado. Me alegra que no se idealicen asuntos como la maternidad y la sexualidad, ya que encuentro que en varias novelas suelen ser lo más hermoso y deseable del universo cuando sabemos que no todas tienen las mismas experiencias, pero el reclamo de Anne se difumina, se evapora en el aire. El valor del hijo varón se sostiene hasta la última página. Lo curioso es que este libro abarca el período 1915- 1969 y no se percibe ninguna evolución en cuanto a ese pensamiento.  

Después de mi descargo con respecto al tema anterior, intentaré salvar el libro con lo que sí me gustó. Ya mencioné las descripciones de Australia, así que me vuelco a la escritura, construcción de personajes y los hechos históricos. El libro está bien escrito. No es una joya de la literatura universal, pero se defiende. La narración y su estilo se adaptan al personaje que lleva la perspectiva y eso produce que el lector pueda llegar a conocer la conciencia del mismo. Los personajes se desarrollan y no permanecen estáticos, ni siquiera cuando interactúan entre ellos. Tiene el defecto de evidenciar que algunos están allí como un engranaje y, por ende, desaparecen al cumplir su función. Otros vuelven rescatados del olvido, sin razón aparente. Las mujeres son las más beneficiadas en cuanto a evolución de personalidad, pero los hombres no se quedan atrás: por momentos Paddy, Ralph y otro cuyo nombre no quiero dar son loables. Sin embargo, esto también significa que hay varios que están desaprovechados, como los hermanos de Meggie. Sobre los hechos históricos, me gustó cómo las secciones del libro están concentradas en también en lo que pasaba fuera de Drogheda. Sequías, guerras mundiales, revoluciones, todo muestra que Australia no podía estar tan aislada del mundo como parecía, mucho menos siendo una colonia. También hay cosas muy interesantes sobre esto y lo jugoso se halla en las críticas de los australianos hacia el Imperio Británico.  

The Thorn Birds es una novela romántica/ saga familiar (como quieran llamarla) que ya tenía los condimentos para que cobrara vida en alguna pantalla. Tiene el número necesario de escenas “eróticas” como para atraer la atención de determinado público, cosa que a la autora le salió bien, a fin de cuentas. Por eso la edición en español fue censurada y esta que leí es la única, al parecer, que le devolvió los párrafos y las palabras que faltaban. Ojalá las setecientas páginas que leí hubieran merecido cinco estrellas. Había pensado en tres, ya que pude rescatar el marco histórico, pero estaba siendo demasiado generosa. Esto no me pareció más que una historia de amor prohibido contada a medias, en donde hay capítulos vacíos y aburridos que dan paso a una condensación de tragedias en los que siguen. Y no puedo calificar bien a un libro que me hizo sentir incómoda durante tantos días.  


¿Lo conocían? ¿Lo han leído? ¡Qué tengan buen fin de semana!