viernes, 22 de diciembre de 2017

"Medea", de Eurípides


Título: Medea*

Título original: Μήδεια

Autor: Eurípides (480 a.C - 406 a.C)

Año de representación: 431 a.C

Calificación: 🌟🌟🌟🌟

[…] Pues la mujer es medrosa y no puede/ aprestarse a la lucha ni contemplar las armas,/ pero, cuando la ofenden en lo que toca al lecho,/ nada hay en todo el mundo más sanguinario que ella. 

Carcajada de bruja de fondo. Y eso es, por supuesto, un agregado mío, porque en realidad Medea no se ríe mientras dice lo anterior. Medea sufre y reflexiona sobre su condición de mujer y de desterrada, además de mujer traicionada. Me sorprende que Eurípides se haya detenido en estas cuestiones en esa época y si lo tuviera cara a cara (soñemos, total no cuesta nada) lo felicitaría. La obra no sólo puede agradar por su protagonista decidida, sino también porque lo que le sucede a ella no se limita a un género. 

Reponer el argumento desde el principio sería muy largo (mucho más si tomamos en cuenta las distintas versiones de la historia), así que voy a atenerme a esta obra y ya. Medea es una hechicera proveniente de Cólquide, país al cual Jasón fue a buscar el vellocino de oro en Argonáuticas, de Apolonio de Rodas. Jasón se casa con Medea, quien lo ayudó en su aventura, y por X razones abandonan el país y terminan en Corinto, donde reina Creonte. Sin más preámbulos: Jasón ahora querrá casarse por conveniencia con la hija de Creonte, Glauca, y Medea sufre un ataque de furia absolutamente entendible. Para colmo, Creonte la destierra a ella y a sus dos hijos (que también lo son de Jasón). Medea negocia muy hábilmente un día más para quedarse y preparar “el viaje”, pero en realidad algo trama…

El conflicto, entonces, se centra en que Medea es una extranjera que terminó con su propia familia por amor a Jasón y le cuesta horrores aceptar que, tal vez, sus decisiones fueron demasiado apresuradas. Enfrenta un destierro injusto, además de una traición, debido a que no concibe la posibilidad de que Jasón se case con otra mujer (y que para colmo le recrimine que ella se comporta como una “bárbara”, dicho sea de paso). La forma en que ella se expresa es clara y los lamentos no tienen desperdicio, ya que dice cosas que muchas mujeres piensan pero prefieren no decir en voz alta. Y Jasón, el valiente pero poco lúcido Jasón, también las dice. Las acciones de Medea son censurables, criticables, espantosas, etcétera, pero todas son cometidas con una frialdad que asombra. Cuando pensé qué sentido tenían esas determinaciones tan atroces me di cuenta de que sí había uno, el mismo texto lo provee. Y nunca está de más tener presente que, al fin y al cabo, Medea es una tragedia y no podía terminar de otro modo. 

Si ya saben el final, les recomiendo que igual lean el libro. Se lee rapidísimo porque cuenta con un ritmo excelente, no le da respiro al lector (o espectador, en realidad) a que suelte la obra antes de cruzarse con el plan macabro de Medea. Estas obras antiguas son mágicas: desde un principio, alguno de los personajes se encarga de anunciar qué va a suceder, y aun así uno no puede sustraerse y abandonar la obra por desinterés. Los diálogos son tan extensos como viscerales, encierran las frustraciones, la rabia y el dolor. Y no son para nada complicados de seguir. Como ya mencioné, hay toda una historia anterior a este episodio, pero en estas obras siempre se restituye parte de ella (mediante la nodriza, por ejemplo) y provoca que la trama sea identificada y entendida sin mayores dificultades. 

Medea es una gran obra a la que tal vez le falte un poco de determinación en la introducción de personajes secundarios, pero esto no arruina la lectura. Se redime con una protagonista fuerte y muy cuerda, que acepta su naturaleza y prefiere mantenerla, a pesar de renegar de ella. Sí, y a pesar de que haga eso (evado spoiler).

(*)Nota: esta no es la edición que leí. La mía no tiene especificada ni la editorial ni el traductor porque es de dominio público. Leído en 2015.

¡Que tengan buen fin de semana y pasen una hermosa Nochebuena y Navidad (por adelantado)! 🎅🎄