Título original: The School for Good and Evil
Autor: Soman Chainani
Año de publicación: 2013
Traducción: Elisabeth Casals
Calificación: 🌟🌟🌟 y media
Composición de la serie:
1) La escuela del Bien y del Mal
2) Un mundo sin príncipes
3) The Last Ever After
4) Quests of Glory
5) A Crystal of Time
5) A Crystal of Time
Este es un libro que esperaba hace tanto que lo compré de inmediato cuando llegó a mi país en español. No es algo que suela hacer, sobre todo porque considero que con las novedades (bueno, esta no era exactamente una, pero salió hace poco en español) debo tomar precauciones. Y, si bien este año estuve encontrando sagas preferidas (Mundo de Tinta, Six of Crows), no puedo decir que esta sea una que quiera continuar con toda mi alma.
La premisa es original. Sophie y Agatha viven en una aldea llamada Gavaldon y son mejores amigas, a pesar de ser opuestas en gustos y en temperamentos. En la aldea, cada cuatro años desaparecen niños y niñas por culpa de un ser llamado “el Director” ¿Qué sucede con ellos? Pues bien, este Director se los lleva a la Escuela del Bien y del Mal, donde uno aprende a ser príncipe o princesa de un cuento de hadas y el otro, a ser el villano o la villana del mismo. Sophie y Agatha (y lo siguiente lo doy por sabido) son secuestradas, pero ninguna queda en la escuela en la que parece encajar…
Y la originalidad, lamento decirlo, no va más allá del argumento de arriba y de un par de giros que se dan sobre el final. Sé que el autor conoce muy bien los cuentos de hadas y creo que este libro le permitió construir una especie de crítica, usando la parodia y mucho humor como recursos. Los príncipes y las princesas son banales, bellos y visten de colores, mientras que los villanos y las villanas son sucios, feos y prefieren el color negro. Los primeros asisten a la escuela en un castillo precioso. Los segundos, viven en un castillo horrible y poco confortable. Las caricaturas del Bien y del Mal tienen sus razones (o quiero creer que las tiene) pero hicieron que no pudiera digerir ese mundo de fantasía. Hay algo que no cuadra y que me expulsa de ese lugar. No me sentí cómoda en él. No es un mundo que haya requerido de poca inventiva, de todas formas. Pero sí necesita un pulido.
Una de las cosas que me molestó durante la narración fue la edad de los personajes. Supuestamente, tienen doce años o un par de años más, pero están construidos desde el principio con anhelos como “encontrar al amor de mi vida”. Sophie (protagonista, para colmo) actúa muchas veces como una persona de más edad e incluso está sexualizada en unas escenas muy Mean Girls (o cualquier película norteamericana sobre la escuela secundaria). Esto de la edad inadecuada lo critiqué también en Six of Crows, pero hay una gran diferencia: La escuela del… es un middle grade. Y que en una descripción diga que Sophie tenía “piernas suaves” me parece extraño. Sé que los protagonistas de los cuentos de hadas suelen ser muy jóvenes, pero no recuerdo ninguno donde fueran tan jóvenes y ya intentaran “seducir” como una persona adulta.
Sobre los personajes en particular, así como sentí que las diferencias entre el Bien y el Mal eran caricaturescas, también me sucedió con ellos. Los peores son los profesores de ambas escuelas, salvo la profesora Dovey, a la que le tomé cariño. Son ridículos (no graciosos) y tienen ciertas similitudes con algunos profesores de Hogwarts. En cuanto a las protagonistas, se me hace difícil explicarlo. Ambas tienen momentos de desarrollo muy buenos y luego una mala decisión trunca ese crecimiento. SPOILER Por ejemplo, Agatha termina convirtiéndose en una princesa y el carácter se dulcifica demasiado, además de quedarse al lado de quien la maltrató desde el principio. FIN DEL SPOILER Sophie, por otra parte, está tan corrompida por su propia vanidad que ni sabe lo que quiere ¿Quiere un príncipe? ¿Quiere a su amiga? Cuando creemos saber la respuesta, cambia totalmente de dirección. Me gustaron más los personajes secundarios, sobre todo Hester. Aceptaría un spin off sobre las tres brujas. Pero esas ganas se esfuman cuando recuerdo que Sophie, Agatha y compañía se la pasan gritando, peleando, maltratándose entre sí y reproduciendo estereotipos. Y Tedros… Qué personaje más antipático. Si el autor intentó crear un personaje masculino que haga suspirar a sus lectores, erró el modo.
La narración está bien y es muy divertida, pero encontré que se repite a sí misma (Agatha se la pasa todo el libro pensando y diciendo que quiere volver a casa, por ejemplo) y le falta vuelo en las descripciones. Se concentra demasiado en las acciones de los personajes mientras hablan y pasa superficialmente lo que está alrededor y dentro de ellos. Si al menos hubiera un equilibrio, sería un libro de muy buena calidad literaria. Giros argumentales no le faltan, y eso también se convierte en un arma de doble filo, ya que parece que sucedió de todo y me pregunto si quedó algún truco bajo la manga. Además, en la escuela se suceden los eventos típicos sin ningún respiro: bailes, competencia de talentos e incluso una prueba que me hizo acordar a Harry Potter y el Cáliz de Fuego ¿Qué queda para las continuaciones? Para colmo, la novela termina de una forma casi cerrada, con un lindo mensaje, y bien podría haber sido un libro autoconclusivo.
Creí que iba a cerrar el libro con ganas de devorar el segundo pero me quedé fría y pensando seriamente si valdrá la pena seguir hasta el final. La escuela del… tiene buenas intenciones y trata de borrar los límites entre el Bien y el Mal. Lo que necesita es estabilizar ese mundo sobrecargado de elementos de cuentos de hadas y componer mejor a sus personajes. Es una buena base para los libros que siguen. Ya veré si logra aprovecharla.