Autor: Sergio Aguirre
Año de publicación: 2000
Calificación: 🌟🌟🌟🌟
Dos vecinos. Un diálogo. Varias (¿o sólo una?) historias policiales en el medio. Tiene una buena fórmula y una base bastante sólida. Tal vez le falte una vuelta de tuerca para que cierre más la historia y no parezca que el libro podría haber sido inventado sobre la marcha, así como también los vecinos inventan sus historias. O sus mentiras… Pero me gustó, debo admitirlo, porque esperaba menos. Y, sin embargo, encontré un buen libro de un autor argentino y probablemente lo relea. Aclaro que mi reseña será muy breve y muy superficial porque este libro se da en la secundaria y no le quiero resolver la tarea escolar a nadie, jeje.
El argumento lo voy a reducir al mínimo: John Bland se muda a la campiña inglesa junto con su pareja y decide visitar a la señora que vive en la casa más próxima. Él es escritor y la anciana, una lectora de novelas policiales. Así que se va a producir un ida y vuelta muy interesante, que me hizo recordar muchísimo a posturas (no digo cuáles) que a veces parecen tan enemigas como indivisibles.
¿Qué hay de bueno y qué hay de malo? Empiezo por lo bueno. La historia tiene gancho. Varias veces temí por lo que se podía desarrollar durante esa visita, porque ninguno cede en los diálogos y la anciana retrasa el desencadenamiento de los hechos. Punto a favor ¿Y qué hay en contra? El estilo es un poco antinatural. Me refiero a que algunas palabras parecen estar ahí forzadamente para neutralizar los posibles vocablos argentinos e, incluso, suprimir el voseo. El personaje principal no es muy simpático que digamos y, fiel al género policial, hay misoginia de por medio.
Así que disfruté leer Los vecinos mueren en las novelas, a pesar de que tenga sus fallitas. Nada grave, pero es bueno justificar las opiniones. Lo recomendaría sin dudar porque da mucho para analizar.