viernes, 31 de agosto de 2018

"Muñecas chinas", de Lisa See


Título: Muñecas chinas

Título original: China Dolls

Autor: Lisa See (1955)

Año de publicación: 2014

Traducción: Victoria Morera

Páginas: 512

Calificación: 🌟🌟🌟🌟



Me alegra haber empezado el año conociendo autoras nuevas y fantásticas. Este libro lo devoré, no sólo por la escritura sencilla, sino también por la historia que no da respiro. Cuando compré Muñecas chinas pensé que me iba a encontrar con una novela esencialmente romántica que utilizaba la amistad entre tres mujeres como pretexto, pero no:  realmente es una novela sobre ellas. 

Los acontecimientos de la novela se desarrollan entre años conflictivos pero los más importantes son los que abarcan la Segunda Guerra Mundial. Tres jóvenes norteamericanas de ascendencia china llamadas Grace, Helen y Ruby se conocen en San Francisco y establecen una relación tan fuerte como ambigua. Intentarán posicionarse en el club Forbidden City como bailarinas mientras luchan contra las tradiciones y las tragedias personales que las atan. Y sí, también conocerán a algunos hombres. El hecho de ser mujer en esa cultura, la discriminación, la maternidad, el amor y la lealtad son algunos de los temas que se tocan. 

A medida que avanza el libro una no entiende por qué estas chicas tan distintas entre sí son amigas. Pensaba que se cruzaron en el momento justo, pero cuando terminé Muñecas chinas entendí el mensaje. Afirmo que sí, que la amistad femenina puede ser así de complicada. Grace, Helen y Ruby comparten las mismas ambiciones (sobre todo Grace y Ruby, que son las artistas) y la solidaridad se transforma en egoísmo. Esto está presente durante toda la novela y se pone al límite con el estallido de la Segunda Guerra Mundial y el ataque a Pearl Harbor. Eso las afectará laboral y emocionalmente y se nota que es el punto de quiebre. Por otro lado (y esto es muy importante en el libro), la ambientación en los clubes nocturnos de Chinatown y el retrato de esos tiempos está muy bien transmitido. Vale aclarar que no son lugares ficticios. La autora hizo un trabajo de investigación que se detalla en el epílogo y comenta sus fuentes. Si googlean los nombres de los clubes, los van a encontrar. Ver las imágenes mientras leía me pareció una experiencia fenomenal: casi podía imaginar a las protagonistas arreglándose para salir a escena. 

Los personajes me parecieron muy sólidos y coherentes. Cada uno tiene un carácter especial y están bien desarrollados, como Ruby, Helen y Eddie, y hay otros que se quedaron (para mi gusto) un poco rezagados, como Grace, el padre de Helen y Joe. Tanto los personajes femeninos como los masculinos tienen sus pros y sus contras, aunque lamentablemente no entendí por qué se les otorgó el perdón a un par de personajes que merecían desaparecer. Grace me había gustado en un principio pero luego toma un par de decisiones que no me convencieron, pero creo que se debió a su carácter ingenuo. Helen es la chica con una familia tradicional que la trata de inútil (por ser mujer y por algo que no revelaré) y Ruby es la joven alegre y sin prejuicios. 

Con respecto a cuestiones formales, la novela está narrada en primera persona y tiene tres voces, una para cada protagonista. Cada capítulo señala quién está contando la historia, por más que en un momento se vuelva innecesario. Las voces están bien trabajadas y se nota quién es quién. Helen es la más seria y llena todo con refranes, Grace es tranquila y melancólica y Ruby, bueno… Es una explosión de expresiones competitivas y egocéntricas. Lo único que no me gustó de Muñecas chinas es el estilo: es demasiado simple y se queda corto en los hechos relevantes (sacando la parte de los clubes), tanto en las descripciones como en los diálogos. Sentí que le faltaba fuerza para envolverme, sin importar cuál fuera la narradora de turno. Las escenas se suceden una detrás de otra como una película y varias veces le perdí el hilo. De todas formas, no me parece que See sea una mala escritora. Sólo opino que en este libro, el primero que leo de ella, faltó un despliegue más grande de su capacidad para meterme en los puntos dramáticos de la novela. Confío en que puede hacerlo porque en el final me arrancó una lágrima. 

Me veo leyendo más de Lisa See en un futuro y seguro El abanico de seda será el próximo. No puedo descartar así como así a una escritora que se toma la molestia de darles vida a personajes femeninos que tienen muchos más objetivos que “encontrar el amor” (quien tenga ese único objetivo, espero que lo consiga, de corazón), condimentando la historia con una amistad donde abundan los celos y escasean las muestras de cariño sinceras. Recomendaría la novela a quienes gusten de la ficción histórica y se hayan hartado de los personajes habituales.