Título original: A hora da estrela
Autor: Clarice Lispector (1920-1977)
Año de publicación: 1977
Traducción: Gonzalo Aguilar
Calificación: 🌟🌟🌟🌟🌟
Quedé fascinada con esta autora desde La bella y la bestia. Y si los cuentos de ese libro, cuya publicación fue póstuma, me introdujeron al extraño mundo de Clarice Lispector, La hora de la estrella terminó de convencerme y ahora quiero quedarme a vivir allí. Parece un mundo ordinario, en donde vemos vivencias ordinarias de gente ordinaria, pero hay algo que no lo es: la forma de contarlo. Lispector toma un hecho y lo trata de adentro hacia afuera, de modo que uno se cruza con pensamientos ajenos, profundos y superficiales.
La historia comienza con un escritor que está contando la historia de Macabea, una muchacha ingenua y algo exasperante que trabaja como dactilógrafa, es pobre y proviene del nordeste de Brasil, lo cual la hace un “bicho raro” en Río de Janeiro. Mientras el autor reflexiona sobre su propia creación, nos muestra las dificultades que surgen frente a Macabea y que ella no esquiva. Porque es una no- persona, no se percibe, no es. A todo esto hay que sumarle a un novio con aires de Napoleón Bonaparte, una compañera de trabajo que no le deseo a nadie y la posesión de una lamentable incapacidad para interpretar una simple conversación.
Es una novela de lo más curiosa, porque la voz del autor- personaje- narrador está todo el tiempo interviniendo y opinando (a veces bien, a veces mal) de Macabea y de su triste vida. También es bastante autorreferencial y hace girar la trama sobre sí mismo, algo que hace que el lector se olvide algunas veces de la muchacha. Y con razón, porque según él, Macabea “ni se daba cuenta de que vivía en una sociedad técnica donde ella era un tornillo del que se podía prescindir”. Sin piedad. Comentarios como estos abundan, y uno no sabe si debe odiar al narrador o darle la razón.
Lispector es una escritora maravillosa y me alegro de haber encontrado que alguien me empujara a leerla de una buena vez. Si bien en La bella y la bestia su escritura me pareció más fragmentaria, esta novela no pierde la identidad al ser más homogénea (los de La bella y la bestia son cuentos, así que era de esperar que los ritmos fueran distintos) e íntima. Además, Lispector también vivió en el nordeste (como Macabea) y utiliza la experiencia para contrastar dos regiones (en un sentido muy amplio de la palabra) que, al parecer, tienen pocas cosas en común. Y sé que las comparaciones son odiosas, pero me hizo acordar a Virginia Woolf en algunos puntos. No lo comento acusando una copia ni nada por el estilo, simplemente es una semejanza que se me cruzó por la cabeza mientras leía, porque a la vez las dos son muy diferentes.
Me atrevo a decir que La hora de la estrella no es lo mejor de esta autora porque espero más en sus otros trabajos. Me recomendaron muchísimos (todos, para ser sincera) y yo acepté encantada porque Lispector fue una sorpresa. Por lo pronto, recomendaría esta novela para cualquiera que quiera empezar a conocerla o que ya la conoció, sin distinciones. Yo ya la anoté entre mis próximas relecturas.