viernes, 13 de marzo de 2020

"Los que aman, odian", de Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo





Título: Los que aman, odian

Autores: Adolfo Bioy Casares (1914-1999) y Silvina Ocampo (1903-1993)

Año de publicación: 1946

Calificación: 🌟🌟🌟



El sueño es nuestra cotidiana práctica de la locura. En el momento de enloquecer diremos: "Este mundo me es familiar" [...]





Me encanta el título porque da para pensar (mucho más en estos tiempos) y la novela tiene todos los tintes necesarios para que sea policial. Si es parodia o no, ya es otra cosa, pero al menos está el esfuerzo de asentar el ambiente, sacar a relucir un no- detective y crear intriga mediante hipótesis erróneas. 

Humberto Huberman es el protagonista y el narrador. Homeópata de profesión, Huberman es un hombre muy pagado de sí mismo y algo difícil de digerir al principio. Va en busca de la soledad que necesita un escritor (porque también escribe) a Bosque del Mar. Se aloja en el hotel de unos parientes y conoce a algunos de los huéspedes, sobre todo a Emilia y Mary Gutiérrez, que son el centro de la atención. Y en algún momento, sucede: alguien aparece muerto en su cuarto. 

A partir del descubrimiento del cadáver se van a suceder las secuencias de siempre: se aísla a la gente, llaman a la policía, alguien se autoimpone como revelador de misterios (Huberman, en este caso). Es una novela muy dinámica y cuesta soltarla, por eso la acabé tan rápido. Está bien escrita (la escribió Bioy Casares, ya que Ocampo aportaba ideas, de acuerdo al prólogo) y tiene la cantidad justa de detalles. El narrador destila un humor muy sutil y su descripción del lugar se aleja por momentos de su zona de confort, ese “mirar por encima de los demás” que lo caracteriza. El ambiente, el hotel aislado, la tormenta, el cangrejal, todo suma a la atmósfera que incomoda a la gente. 

Por otro lado (y me refiero a lo que menos me gustó), hay pistas o datos que se presentan bruscamente a los personajes y al lector. No sé si la extensión de la novela estuvo pactada antes de escribirla, pero sentí que hubo una especie de apuro por resolver las cosas. Los personajes femeninos no me agradaron y tampoco simpaticé con el modo en que son tratados por el resto. Adiviné el final en la mitad y me pareció que quedaron cabos sueltos que habían funcionado como distractores. No se explica bien lo de la nota de Cornejo, por ejemplo. 

No es lo mejor que se puede conseguir de estos dos grandes autores, pero cumple con el objetivo básico de la novela policial. Creo que Los que aman, odian fue una buena colaboración y salió un libro muy entretenido y de fácil lectura. Me despejó y lo disfruté. Así de simple.

Nota: no tengo ganas de ver la película.