domingo, 24 de septiembre de 2017

"Nombre en clave: Verity", de Elizabeth Wein (Code Name: Verity #1)


Título: Nombre en clave: Verity

Título original: Code Name: Verity

Serie: Nombre en clave: Verity (Code Name: Verity) 

Autor: Elizabeth Wein (1964)

Año de publicación: 2012

Traducción: Victoria Simó Perales

Calificación: 🌟🌟🌟🌟

Composición de la serie:

0.5) The Pearl Thief 

                                                   2) Rose Under Fire 


Todo libro que esté ubicado temporal y/o espacialmente en la Segunda Guerra Mundial llama mi atención sin esfuerzos. El de Elizabeth Wein me interesaba por su premisa: la historia la cuenta una prisionera (a la cual le agregó el oficio de espía… y no es un detalle menor) que necesita revelarle ciertos datos a la SS si quiere vivir. Estaba esperando que me sorprendiera, pero se quedó en la mitad del camino. El estilo me hizo rechinar los dientes más de una vez y no pude congeniar las voces de los personajes con las acciones que llevaban a cabo. Advierto que será complicado hablar del libro en sí mismo porque mucho de lo que me gustaría señalar puede devenir en spoiler, así que seré anormalmente breve (disfruten mientras puedan) y hasta un poco críptica.

El libro simula ser un documento de una agente (cuyo nombre reservo porque me parece spoiler, así que la llamaré X) de Operaciones Especiales de Inglaterra que fue capturada en 1943 por la Gestapo en Francia y permanece secuestrada en un hotel que fue tomado por ellos. Tiene que confesar todo lo que sepa sobre la campaña bélica aliada y, por supuesto, la obligan a revelar claves y códigos que podrían serles de utilidad. Le ofrecen lápiz y papel y empieza a redactar la historia, que será leída- escuchada por el Hauptsturmführer Von Linden. No saben lo que me costó escribir esa palabra. 

Como ya dije, el planteo de base no está para nada mal. Cuando X empieza a narrar uno ya se forma la horrible situación en la cabeza y se pone de su parte inmediatamente. Ella derrocha cinismo y autosuficiencia, características que no suelen verse en protagonistas del género juvenil (o, al menos, no tan abiertamente). Sin embargo, eso no fue lo que me cayó mal, sino la constante sensación de que el personaje era de cartón, al igual que todos los demás. Fue incómodo. No tiene profundidad psicológica y sólo es un cuerpo relleno de habilidades útiles para su profesión que, de vez en cuando, intenta demostrar carácter escribiendo con mayúsculas. Con su amiga, Maddie Brodatt, sucede lo mismo. Me da mucha lástima porque atraviesan y soportan cosas espantosas y uno apenas se conmueve por lo que imagina que debe ser, no por la transmisión que le corresponde hacer al personaje. Los diálogos no siempre ayudan: parte del problema que observé es que hablan como si fueran menos maduras de lo que supuestamente son. Pueden estar en medio de una operación muy importante y la resuelven muy bien, pero a los pocos minutos abandonan la postura y parecen personas distintas. Me marearon. Por otro lado, los personajes masculinos no me gustaron: son maniqueos y creo que no están bien construidos. Jamie es la única excepción. 

Otro problema que detecté es que cuentan demasiado cuando es innecesario. Se tratan temas y se remiten a cosas que uno olvidó mientras leía, no agregan nada a la trama y se pierde tiempo relatándolas como si fueran importantes. Hay ciertos comentarios que evidencian que están ahí a propósito (sobre todo los referidos al trabajo de las mujeres), sólo porque son típicos de la época y uno sabe que pueden aparecer. No hay profundización y el libro no tiene una clara política de género, por más que las protagonistas sean chicas. 

Me gustaron, sin embargo, los problemas de traducción e identidad que se plantean. El libro es un crisol de idiomas (y es pésimo que la traductora del libro no haya agregado notas para aclarar las frases en francés y en alemán) y todo el tiempo se juega con lo que es y lo que parece que se está diciendo. Sabiendo que la protagonista es agente, es imposible no sospechar sobre la veracidad de los hechos, sobre sus historias, sobre su nombre y procedencia. Y el final, que tal vez arruina un poco el clima del libro y parece de película, tiene sus riesgos. Lo celebro. No era el que quería, no era el que esperaba (se puede pensar, pero no esperar), así que estuvo bien. Con respecto a los hechos históricos y los nombres de las instituciones militares, son correctos (me faltaría chequear los rangos jerárquicos y esas cosas). De todas formas, la autora se ataja en el epílogo y explica sus intenciones sobre la veracidad. Y creo que era fundamental plantear esa posición.   

Nombre en clave: Verity no es un libro malo. Simplemente, tiene errores en la trama y un estilo disruptivo que no ayuda a elaborar un texto homogéneo. La segunda parte es la peor y no sirven las excusas sobre la capacidad de escribir o no. Tal vez lo que más me decepcionó fue la poca emoción que se trasluce en el libro. No lo pude sentir, no lo pude captar. Según mi opinión, se le notan mucho los hilos. Y, como la narradora (y evado otro spoiler, qué difícil que es hablar de esto…) no tiene ni el tiempo ni las luces requeridas para poner en palabras el horror y la tristeza de esa época, no pude derramar lágrimas. Esa fue la mayor de mis penas. Lo recomiendo para aquellos que quieren leer un Young Adult lejano al romance, las distopías y lo paranormal.