viernes, 23 de junio de 2017

"Yo acuso: la verdad en marcha", de Émile Zola


Título: Yo acuso: la verdad en marcha

Título original: J'accuse...!

Autor: Émile Zola (1840- 1902)

Año de publicación: 1898

Traducción: José Elías

Calificación: 🌟🌟🌟🌟🌟

¡La verdad! ¿En qué concepto la tenéis, en todo este episodio que sacude por entero a una vieja organización, para creer que es un objeto sencillo y manejable, que se pasea por la palma de la mano y que se pone a voluntad en la mano de los demás como un guijarro o una manzana? 


Este libro resulta curioso porque consiste en una reunión de los artículos que publicó Émile Zola durante el caso Dreyfus y tienen una potencia atroz. Algunos pasajes hasta podrían resonar todavía en nuestros tiempos, como aquellos en los que se expone el intento de iniciar una guerra religiosa. Resumo rápidamente el caso: en 1894, el Ministerio de Guerra francés acusó al capitán Alfred Dreyfus de haber facilitado documentos confidenciales a los alemanes. La prueba contundente nunca se hizo pública y, a pesar de que un hombre llamado Ferdinand Walsin Esterhazy apareció como el verdadero traidor, a este se lo absolvió. Así, Dreyfus sufrió una especie de re-acusación, en donde además pesa el hecho de que era judío y alsaciano en un contexto antisemita y nacionalista. No es un dato menor. El pedido de la familia de Dreyfus para que se revise el juicio fue tomado en cuenta por mucha gente. Francia se dividió en dos: los que estaban a favor de Dreyfus y los que no. Hay unos cuantos nombres conocidos en ambos bandos. Zola (que pertenecía al primer grupo) se comprometió tanto con el tema que sus artículos lo llevaron a la cárcel y al exilio, debido a que las figuras públicas a las que él responsabilizó del escándalo judicial, político y social tomaron medidas y lo denunciaron por difamación. 

Lo interesante se contempla en cómo este escritor se dirige hacia las partes involucradas y utiliza la palabra para provocar un cambio. Se exalta al defender y defenderse, tratando de dar un “golpe” que despierte a esa Francia que tanto bregaba por los derechos del hombre. Zola ataca al antisemitismo (le quedó claro que, si se continuaba con la acusación a Dreyfus, era más por motivos religiosos que convicciones judiciales), a la prensa (la titiritera de los humildes, según su percepción, y la que echaba leña al fuego), a las autoridades y hasta llega a enviarle una carta a los presidentes. Yo acuso resulta ser un texto muy bueno por la claridad con que se pinta el día a día del caso y de la opinión pública, que sacaba de quicio a Zola. Él se ofrece como sacrificio en pos de la verdad y de la justicia y tal vez suene un poco grandilocuente. Lo cierto es que su análisis, por más molesto que sea (lo digo refiriéndome a la subestimación que hace de la inteligencia del pueblo, no a la defensa en sí), pone en el tapete muchos asuntos para pensar. Uno de ellos es el concepto de la verdad. Y, si bien el indulto a Dreyfus se otorgó mucho tiempo después, dejó al desnudo que Francia tenía dos caras. 

La edición (por si alguien tiene la misma o piensa adquirirla) está parcialmente incompleta. “El juicio”, “Carta a la juventud”, “Carta a Francia”, “Yo acuso” y “Declaración ante el jurado” son los únicos textos que se reproducen en su totalidad. Los demás, como la carta que le escribió a la esposa de Dreyfus, están constituidos por una selección de fragmentos.