sábado, 17 de junio de 2017

"Tess: una mujer pura", de Thomas Hardy

Título: Tess: una mujer pura

Título original: Tess of the d'Urbervilles: A Pure Woman Faithfully Presented

Autor: Thomas Hardy (1840- 1928)

Año de publicación: 1891

Traducción: Manuel Ortega y Gasset 

Calificación: 🌟🌟🌟🌟

Todo esto ocurre por haber nacido en un astro picado y no en uno sano, ¿verdad, Tess?


Qué buen libro y qué buen final. Temía un poco perderme en la fama que tenía y decepcionarme, pero en la lectura me di cuenta de que la atención puesta en este libro no es gratuita. Tess habla, muestra, protesta. No creo que Hardy haya sido tan inocente como para no hacerlo y eso se nota en sus prefacios. Imposible no tratar de decir algo de una época tan acartonada e hipócrita como la victoriana.

La historia es, desde el principio, muy desgraciada y hay un hecho bisagra (que sucede en los primero capítulos) que está en casi todas las sinopsis. Me veo en la encrucijada de contarlo o no para no arruinar detalles, pero en todo caso lo oculto como spoiler (sólo tienen que seleccionar lo que ven en blanco). Tess Durbeyfield es una joven muy hermosa, hija de un vendedor de cera que de la noche a la mañana se entera de que él y sus hijos son el último eslabón de una familia muy antigua, los d’ Urberville. El padre de Tess se pone loco de contento y empieza a proclamar por todo el lugar (esto transcurre en la campiña) que es descendiente de caballeros. Ahora bien, parece que alguien más ha adoptado la forma original del apellido y cuando se produce un momento de necesidad económica (los Durbeyfield son pobres) la envían a Tess a pedir limosna, básicamente. Y, si es posible, que se case con el joven de la familia.

El acontecimiento que marca todo el resto del libro y no se puede obviar del todo es que SPOILER el joven Alec d’ Urberville se obsesiona con Tess y abusa de ella mientras estaba dormida en el bosque. Por supuesto, él lo va a negar y a decir que tuvo su consentimiento, cuando en realidad Tess no sabía ni lo que estaba haciendo, gracias a la ignorancia a la que los padres sometían a sus hijas en lo tocante al tema. FIN DEL SPOILER Esto pondrá en duda, por la consecuencia que trae, qué tan pura es Tess. Porque a ella nadie le preguntará qué pasó y si se siente bien, no, no. Ni su madre (una bestia) lo hará. A Tess la señalarán con el dedo y murmurarán detrás de sus espaldas, no importa si se quiebra el cuerpo trabajando y trata de ganarse el sustento. Entonces Tess tendrá que buscar un rumbo nuevo e irse de la casa paterna. Previamente, habrá un cruce con un personaje importante de la historia, Angel. Cuento todo esto porque, más allá de que el libro sea literariamente bueno, creo que la historia merece un foco aparte.

Hardy lleva al lector a dar un paseo (no siempre grato) por el campo, en el sur de Gran Bretaña, si no me ubiqué mal. La ciudad siempre es algo lejano, un lugar de rebote, no de paso. A la ciudad se va para viajar hacia otra parte, al campo se va a vivir experiencias. Las descripciones en tercera persona de los trabajos rurales son muy buenas (y supongo que acertadas, porque admito que no busqué el proceso de elaboración de la manteca en esos tiempos, por ejemplo) y demuestran el poder de observación y de compromiso de Hardy, quien, al parecer, tenía ciertos problemas con la industrialización. Hardy pone a prueba a la gente, porque los términos que utiliza no son los que una acostumbra a cruzarse en los libros, ya que la labor en la lechería tiene sus términos específicos, al igual que las demás. En ese momento la lectura se entrecorta un poco, pero no la desalienta. El único momento en donde sentí que el libro se hacía lento fue durante la cuarta y la quinta parte, porque hay algunos hechos que se alargan innecesariamente y esto, acompañado de las descripciones de Hardy, me causó cierto malestar.

Otra cosa que fue difícil de seguir porque era omnipresente: la religión. En este libro coexisten personajes con creencias pertenecientes a distintas iglesias. No recuerdo si hay algún capítulo en donde no se mencione algo de eso. Me parece que existe cierta crítica de Hardy en algunas frases, sobre todo porque ninguna de las religiones es capaz de albergar a Tess, que tiene una confusión tremenda en cuanto eso. Supongo que pensar esto hace que haya alguna utilidad en toda esa parafernalia de credos y mucho más en una población rural, pero en un punto me agotó. SPOILER La gota que rebalsa el vaso es asistir a la conversión de Alec en un predicador, cosa que no le dura mucho porque él mismo se encargará de culpar a la mujer de haberlo “tentado” dos veces. Es una de las ironías del destino de las mujeres: Alec encuentra consuelo en la religión, Tess no. FIN DEL SPOILER

En cuanto a los personajes, todos poseen sus luces y sus sombras. Hardy los matizó maravillosamente bien porque en algunas situaciones una duda de ellos, de su verdadera personalidad. Las reacciones que cada uno de ellos tiene ante el pasado de Tess sirven como vara para medir, por ejemplo. Y más de uno causa una decepción, ya que se espera más compasión por la protagonista. Tess me cayó bien como heroína porque toma decisiones pero es exasperante cuando no piensa por sí misma. Está atravesada (y me juego a que está hecha así a propósito) por las creencias de los demás, por los pensamientos ajenos, por los tiempos ajenos. Piensa que su condición la limita y no tiene otra opción que agachar la cabeza y dejarse manipular. Como ya dije, el siglo XIX se encargó de destrozar a las mujeres con su paradigma moral insostenible y disparejo y el desinterés por verlas más allá del rol de esposa, madre y cosa (sí, ser una cosa sigue siendo un rol). SPOILER Es muy impresionante la parte en la que Tess se “afea” porque advierte que su principal problema es ser hermosa y llamar la atención de hombres a los cuales ella no les pide ninguna opinión.  FIN DEL SPOILER La ingenuidad y la desesperación por ser aceptada la llevan a cometer un error muy grande y pierde lo que más quiere por eso. Tess es arrastrada por las circunstancias, a fin de cuentas. Los demás protagonistas, como Angel, el desagradable Alec, los padres de Tess (aunque estos aparecen menos) y las nada rencorosas Izzy y Marian, contribuyen a elaborar el destino de Tess.

El final es inesperado pero el libro da pistas y hay que prestar atención. Hardy plantea un dilema y, aunque se evidencia que está de parte de Tess, el narrador trata de tomar distancia del asunto y está bien. Pienso que, de haber ocurrido eso en el principio, el curso de la historia hubiera sido el mismo, así que está puesto estratégicamente para que impacte y cierre el libro.

No sé si seré muy exagerada al decir que Tess me pareció uno de los mejores libros escritos durante la época victoriana. Hay muchos y tal vez en un punto todos se asemejan, por eso me atrevo a decirlo. Y creo que la protagonista sufrida y desesperada, en este caso, toma un riesgo que no vi que lo tomaran otras. Me quedo con la sensación de que Tess logró cubrir mis expectativas con sólo contarme la historia de una mujer desdichada, víctima de su entorno íntimo y del contexto social.